Comparación de acero y material de aluminio y resistencia a la corrosión

El acero y el aluminio son dos materiales metálicos ampliamente utilizados en la industria y la construcción, y difieren significativamente en la densidad, resistencia, resistencia a la corrosión y propiedades de procesamiento.

En comparación, el acero tiene ventajas en términos de resistencia y costo, y es adecuado para estructuras que requieren una alta capacidad de carga. El aluminio, por otro lado, es conocido por su peso liviano, alta resistencia a la corrosión y buena maquinabilidad, lo que lo hace adecuado para diseños aeroespaciales y livianos automotrices.

¿Cuáles son las diferencias en la resistencia a la corrosión entre el acero y el aluminio?

El acero y el aluminio difieren significativamente en términos de resistencia a la corrosión. El acero inoxidable, una aleación de acero especializada, contiene un alto porcentaje de cromo, lo que lo hace resistente a la corrosión en una amplia gama de entornos, incluyendo aire, vapor, agua y ciertos ácidos, álcalis y sales. La resistencia a la corrosión del acero inoxidable depende de su composición de aleación específica, particularmente el contenido de cromo, que forma una película estable de óxido de cromo en la superficie del acero, protegiendo el metal de la corrosión adicional.

En contraste, el aluminio mismo, aunque es capaz de formar naturalmente una película protectora delgada pero fuerte de óxido de aluminio contra la corrosión en ambientes secos, es menos resistente a la corrosión en entornos químicos húmedos o corrosivos que contienen entornos. La resistencia a la corrosión de la aleación de aluminio se puede mejorar agregando otros elementos como cobre, silicio, magnesio, zinc, etc., y su resistencia a la corrosión puede mejorarse aún más mediante técnicas de tratamiento de superficie como anodonización.

En general, el acero inoxidable suele ser superior a las aleaciones de aluminio en términos de resistencia a la corrosión, especialmente en condiciones ambientales duras. Sin embargo, la liviana y la maquinabilidad de las aleaciones de aluminio las convierten en el material preferido para ciertas aplicaciones. Al seleccionar un material, la decisión sobre qué metal utilizar debe basarse en el entorno y los requisitos específicos de la aplicación.

¿Por qué el acero requiere tratamiento de superficie y aluminio no?

El acero a menudo requiere un tratamiento superficial, principalmente porque es propenso a la óxido y un tratamiento superficial mejora su resistencia a la corrosión, resistencia a la abrasión y apariencia. Por ejemplo, los tratamientos como la galvanización, la pintura y el pulido en caliente pueden formar una película protectora en la superficie del acero, extender su vida y mejorar su estética. Además, los tratamientos superficiales mejoran la adhesión del recubrimiento a la superficie del objeto, crean la rugosidad de la superficie apropiada y mejoran la compatibilidad del recubrimiento con el sustrato.

En contraste, la película de óxido natural sobre aluminio y sus aleaciones proporciona un grado de protección que la hace más resistente a la corrosión en muchos entornos. Los tratamientos de la superficie del aluminio generalmente están motivados por las necesidades específicas de la aplicación, como la resistencia al desgaste mejorada, la dureza o las propiedades de la superficie específicas, en lugar de principalmente para evitar la corrosión, como es el caso del acero. Como resultado, los tratamientos superficiales para el aluminio son menos comunes y menos urgentes que para el acero.